A los padres de los niños de 1ª Comunión

La Primera Comunión es sin duda el acontecimiento religioso más importante en la vida de vuestro hijo/a, después del Bautismo. En el Bautismo, fue hecho cristiano/a. En la Eucaristía, en la Comunión, el Señor le dará la fuerza que necesita para vivir como cristiano/a. En el Bautismo, Dios le liberó del pecado original, le adoptó como hijo/a suyo/a y le incorporó a la Comunidad cristiana, es decir, a la Iglesia.

Aquello fue posible porque vosotros, padres cristianos, deseando lo mejor para vuestro hijo/a, decidisteis llevarle a la fuente bautismal, cuando él/ella no era capaz de tomar decisiones. Ahora es el niño/a quien decide recibir la Comunión. Pero sigue necesitando de vuestra ayuda para hacer bien las cosas. Necesita de vuestra ayuda para caer en la cuenta de que lo más importante, lo único realmente importante, es acoger, recibir bien a Jesús, que va a hospedarse en su pecho, en su corazón. La fiesta y los regalos, si los hay, deben ser unicamente una expresión de la alegría por recibir al gran amigo Jesús. Tenéis que decirle esto. Y enseñadle a hablar con Jesús; enseñadle a rezar. Y rezad con él/ella. Creer y no rezar no se entiende. Rezar es para el cristiano tan necesario como el agua para el pez. El pez no puede vivir sin el agua; el cristiano no puede vivir como buen cristiano si no reza. Cuantas personas dejan de creer porque antes dejaron de rezar. Tened en cuenta que, como alguien ha dicho:
Llevar los hijos a bautizar y no cultivar la fe que han recibido es como sembrar la semilla de una planta en un tiesto y no regarla.
Este cultivar la fe incluye enseñarles la doctrina cristiana y también ayudarles a vivir como corresponde a cristianos. Rezar es un aspecto de la vida del cristiano. No lo es todo, pero sí que es algo muy importante.

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